Lanz(arte) se ha creado como una herramienta anexa de la revista ArteCorpus (www.artecorpus.info) para publicar artículos y/o propuestas nuevas.

18 octubre, 2009

DIARIO DE ARTISTA: Iván Fernández-Dávila



(Lima, 1983). Artista autodidacta. Ha publicado, entre otros, un poemario y un par de libros de Arte: “Séptima Epístola a Martín Adán” (2008), "69” Cuarenta y ocho dibujos eróticos, (realizados por artistas peruanos) y "La imagen de las palabras" Dibujo y poesía (ambas editadas el 2009). Ha expuesto en numerosos centros culturales de Lima. Más información en: http://www.fernandez-davila.blogspot.com/

Se me invita a escribir algunas líneas respecto de mi trabajo, pues bien…Mi trabajo pictórico y el trabajo poético no se desligan, por el contrario. Es bastante autobiográfico, pero no es egotismo más bien es un intento de autenticidad. Pinto y escribo mis días básicamente. No soy un creador de mundos, tampoco un retratista de la realidad. Hay mucho de realidad en mi trabajo, parto siempre de lo real, de gente que conozco, pero hay elementos compositivos absolutamente ficticios como por ejemplo los floreros que aparecen en algunos cuadros, no hay uno solo en mi taller. Han escrito algunas cosas al respecto; se ha escrito más de lo que debería haber sido escrito en realidad y siento que no me corresponde intentar darle un sentido a lo que hago.

El hecho mismo de su ejecución es suficientemente significativo. El arte como testimonio. Me interesan los Poetas de la Experiencia, en especial Gil de Biedma. El hombre frente a las ideas de azar y destino como en Cernuda o en el inmenso Cavafys. Plásticamente debo referirme a La Escuela de Londres que retomó el gran asunto de la Condición Humana. Hopper en cuanto al tema pictórico del exterior dentro del interior, es algo que no resulta sencillo. También en Hopper sucede esto de lo real/ficticio. No lo sé a ciencia cierta pero percibo que Balthus fue también ese tipo de pintor, a diferencia de un Lucian Freud por ejemplo que pinta exclusivamente lo que ve. Pienso en Ramón Gaya también, un gran pintor, poco conocido entre nosotros, poeta estupendo aún cuando el tema de su poesía era precisamente La Pintura.

Sin embargo, ahora es costumbre de los artistas apelar a cosas como el proyector para dibujar, incluso para pintar. La pintura en sí misma se ha reducido más bien al diseño, a la fotografía. Hay pocos pintores propiamente dichos, más que nada hay diseñadores. Es difícil imaginarse a un Morandi contemporáneo, por nombrar a un pintor con todas las de la ley. Lo curioso es que es una tendencia que está siendo premiada y reconocida digamos en un nivel “oficial”; de cualquier modo, cada uno es libre de elegir el modo de expresar sus ideas plásticas… Hay un apuro ahí, un afán de producir y producir…

La pintura es otra cosa, el arte demora, demora en madurar, un cuadro toma tiempo… Y no sé trata aquí de tendencias. Un pintor absolutamente expresionista como Oskar Kokoschka se tomaba como mínimo cuatro semanas en realizar una pintura y esto no es invento mío, cualquiera puede revisarlo en sus memorias tituladas: “Mi Vida”. No sé, hay un facilismo asolapado en lo que denominan “uso de herramientas contemporáneas” y suelen ser personas que han estudiado seis o siete años en una escuela de Bellas Artes. No he pasado por ninguna escuela, respeto mucho a quienes han estudiado, la mayoría de la gente con la que expongo es formada académicamente, pero eso en realidad no significa nada; eso no basta, las personas con las que suelo exponer tienen una formación propia intelectual, están interesadas en conocer cada vez más lo intrínseco del acto mismo de pintar, gente, quizás aburrida para otras personas, que vive para pintar y que poseen un sincero -y seguramente anacrónico ante ojos ajenos- sentido religioso hacia su trabajo.

Postulé un par de veces a la ENSABAP pero no quise entrar, sólo postulé para hacer tiempo, para poder ir concluyendo obras para mi primera individual sin que mi entorno me importunara. Además, me habían expulsado de la Católica unos años antes y si no era comprendido el hecho de que quisiera dedicarme a la Pintura, mucho menos comprendido era que no deseara ir a ninguna Escuela de Arte. Una vez que tuve la primera individual me olvidé y se olvidaron del asunto, no me fue mal y desde entonces me dedico a pintar, a escribir, a editar libros, a estar en mi taller con mis gatos, con los cuadros de artistas de mi generación que admiro y respeto, algunas botellas y la compañía eventual de los motivos de mis pinturas que va y viene…

IFD
Octubre, 09


MI PROPUESTA:

Pinto porque quiero pintar, porque lo necesito. Es como si quisiera decir algo respirando o comiendo. Son cosas que se hacen para no morirse. Tengo la urgencia de expulsar un hecho, una imagen, dentro de mí, partiendo siempre de la realidad, sea de un boceto tomado del natural o con una persona posando. Tampoco es que sea mi interés imitar lo real, parto de eso pero luego va entrando el asunto del inconsciente, en la decisión del color en la paleta, la posición de tal o cual elemento del cuadro. Además, como en Hopper, por citar a alguno, no todo lo que está en el cuadro es real, hay elementos imaginarios, o que están sólo dentro de mí, como los floreros que a veces introduzco, no tengo ni uno solo en toda mi casa, sin embargo suelen aparecer.

Si en algo no estoy interesado es en hacer un producto, de hacer una pintura cuyo fin sea agradar, que se vea inofensiva e ideal en cualquier ambiente de una casa tonta llena de gente tonta. No, no, de eso sí rehúyo. El dichoso “acabado” está matando la fuerza de muchos pintores, su carácter. Los vuelve meros decoradores. Felizmente, nunca falta alguna persona interesada en algo más íntimo, más testimonial. Esa idea de lo “bello” es repugnante. Ya lo decía Balthus, la belleza es algo que debes descubrir lentamente.

No es difícil lograr identificarse con el amor, la soledad, el deseo, que pueden percibirse en algunos cuadros. Me baso mucho en la historia de la pintura también, un espectador formado no tardaría en darse cuenta de las numerosas fuentes a las que recurro. Desde Mantegna hasta Freud, pasando por un sinnúmero de pintores que valoro demasiado y que probablemente se ofenderían al verse citados en cuadros tan malos. Ahora que lo pienso, creo que la opinión de la persona que retrato sí me interesa en cierto nivel, me da curiosidad qué siente, qué piensa alguien a quien he retratado respecto de lo que logré o no logré hacer sobre la tela. Es que sólo pinto gente que me interesa, que me importa, que tiene o ha tenido algo que ver conmigo. Necesito conocer a una persona a cierta profundidad por lo menos, para ser capaz de empezar a interesarme en pintarla.

(Extracto tomado de: arbolaridad.blogspot.com)



OBRAS


Elizabeth 2. Tinta sobre papel. 21 x 15 cm. 2007



Rosangela y la gata Niza. Tinta sobre papel. 21 x 27 cm.



Joven con bufanda. Óleo sobre lienzo. 12 x 18 cm. 2009



Retrato en el Hotel Bolívar. Óleo sobre lienzo. 60 x 50 cm. 2009



Su agonía. Óleo sobre lienzo. 50 x 60 cm. 2009



Teresa. Óleo sobre lienzo. 60 x 80 cm. 2007



Vigilia. Óleo sobre lienzo. 60 x 80 cm. 2007

ArteCorpus en Facebook